jueves, 28 de octubre de 2010

Hablemos de los chilenos...

Tras casi cuatro larguísimos años en este país, creo que me he formado ya una clara imagen de cómo son los chilenos. De lo que sí estoy segurísimo es de que ya va siendo hora de que exponga mis puntos de vista y opiniones, por si a alguien le interesa, y para desahogarme un poquito.

La personalidad del chileno medio, digo medio porque de los que voy a hablar, ninguno es chileno entero, de esos ya hablaré en alguna otra ocasión, y en algún otro espacio ya he hablado de ellos, está creada en base a falsas esperanzas, rencores no tratados, venganzas no asumidas, luchas inexsistentes...en fin, podríamos decir que el chileno medio se caracteriza principalmente por ser la frustración con patas. A más de 500 años vista, aún se creen del ejército patriota, ese que pretendió luchar contra los "conquistadores" españoles para hacerse independientes en esta tierra, esos que, en su mayoría, descendían directamente de españoles, esos que celebraron una victoria surrealista, ya que los españoles se fueron porque, digamos, tenían cosas mejores que hacer, como por ejemplo, intentar evitar que las tropas de Napoleón invadieran su país, cosa que no consiguieron, pero eso es otra historia. Entonces, desde que se creó la "Primera junta de gobierno" en Chile, empezaron las mentiras, las ilusiones fatuas, el estilo de vida basado en el auto engaño, comenzaron las frustraciones.

Hoy en día, los chilenos, se jactan de ser el país más democrático y moderno de Sudamérica, ¡pues cómo está el patio!, como casi siempre que alguien se jacta en demasía de algo, es mentira. Para empezar, y como todo país occidental que se precie, está a años luz de acercarse si quiera de soslayo a algo parecido a una idea vaga de algo que se asemeje a la democracia. El nivel socio económico de la mayoría es de risa (por no decir de puta pena), hay un nivel de pobreza que ni el Bronx en sus peores tiempos, la gente se muere por el catarro más bobo, si no se ahoga en su propio vómito, gracias a que aquí todo es priviligiado (lo llaman privado, pero a mi no me la pegan). Por otro lado, y en contraste, existe un nivel de riqueza inconmesurable, acaparado por unos pocos, entre otros, el presidente del gobierno. Hay gente tan rica que no sabe qué hacer con su dinero y se dedica a ir tirándolo por la calle para que los perros sarnosos, que son los pobres, vayan detrás arrastrándose para recogerlo mientras dan gracias al cielo porque exista gente así.
El presidente de gobierno, un tal Sebastián Piñera, no es, ni ha sido nunca, otra cosa que EMPRESARIO, dueño, o mayor accionista que es lo mismo, de empresas multinacionales y mega multimillonarias como la aerolínea chilena, y única en el país, Lan, súper accionista del principal club de fútbol nacional, el Colo Colo, aún que es confeso hincha del equipo archi rival, la Universidad de Chile, pero es que ese no gana ni pagando al árbitro, pues eso, hombre de negocios.
El gobierno en sí, es un puro negocio, por eso le va a ir muy bien a este personajillo fascistoide y enjuto que ganó las elecciones con mayoría arrasante. La salud, es privadísima, no es que no sea muy accesible, o que baje un poco el nivel de la salud pública, si la hubiere, que la hay, pero como si nada. Me refiero a que si pretendes tirar de la salud pública, corres el riesgo de infección que corría la gente pobre en Europa a mediados del siglo XV. Corres el riesgo de ingresar en urgencias con un esquince de tobillo, y salir amputado de ambas piernas porque te infectaron con bacteria asesina al inyectarte una dosis de paracetamol (no es coña, caso corroborado). Corres el riesgo de acudir al servicio de urgencias con una herida de bala en el estómago y una hemorragia de la hostia, y que no te atiendan por "sospechoso", incluso corres el riesgo de llegar con un TEC cerrado después de un accidente de tráfico y que te echen sin más por ir "bajo los efectos del alcohol". Sin embargo, si tienes "plata", ningún problema, tienes a tu disposición los mejores médicos del mundo mundial, las mejores clínicas del universo y el trato más hipócrita que tus tímpanos puedan soportar antes de reventarse.
La educación sí que es un tema, obviamente también prima mucho más la educación privada, la hay pública, y en esto es casi casi como en los "EEUU", vamos que sólo falta que pongan detectores de metales en las puertas de los centros. Existen tres tipos de centros educacionales, sálvense las excepciones, los municipales, que son los públicos, cuyo nivel académico no es malo, pero los profesores son lo peor y no tienen ni voz ni voto, son regidos por un director que es perrito faldero del ministerio, y ni hablar de un sindicato o agrupación. Luego están los particulares subvencionados, que quiere decir que es un colegio particular, o sea, privado, pero que además, encima, recibe subvención por parte del gobierno. Esto es un chollazo, tú ahorras pasta, te pones con un centro educacional, que cumpla todos los requisitos eso sí, y una vez en funcionamiento, le cobras una pasta gansa a los padres por la matrícula, amén de los útiles escolares, cuotas de centro de padres, y algún que otro robo por ahí engalanado de bingos o rifas, y además, el Estado te paga una subvención para infraestructura, mantenimiento y cosas por el estilo, total, un par de cursillos de márketing y gestión de empresas, y tras un año lectivo de prueba, a ganar dinero a espuertas, maravilloso. Claro que ésto tiene un precio, bajo, eso sí. existe una cosa, una mierda más bien, llamada SIMCE (sistema de medición de los centros educacionales, o algo así) que se encarga de evaluar el nivel académico de los centros que reciben subvención del gobierno,los municipales y particulares subvencionados, para ver si es que se está perdiendo el dinero o qué, repito que este país no es otra cosa que una puñetera empresa. El método que tiene el SIMCE es tan básico como estúpido, tan sencillo como absurdo, tan austero como inútil. Se trata de que los centros realicen una serie de exámenes, de las materias principales, en un momento concreto del año, y a un par de cursos, diferentes cada año. Los centros, obviamente, hacen trampa, mantienen a los alumnos en un estado contínuo de estrés, engañándoles con el significado de esas pruebas, que son para evaluar al profesorado no al alumnado, y, además y corroborado, evitan que el día de ese exámen acudan aquellos alumnos cuyas calificaciones o rendimiento es más bajo que el de la media. Mola ¿eh?. Luego están los centros privados. Con éstos no se mete nadie, hacen lo que les sale del pijo, imparten la materia que les da la gana, ofrecen ideales educacionales sectáreos si quieren, en fin, libres y pudientes ante Dios y el rey.

La democracia que tanto alaban, no es más que el resquicio de poder dejado por una dictadura, que para ellos fue la peor dictadura del universo jamás conocido, creo que no les suena mucho el nombre de un tal Hitler o Tse Tung, en fin, dictadura, además, no peleada, no discutida, es decir que se la metieron bien doblada y por donde más duele, porque a día de hoy, la constitución en la que se basan sus leyes es la mismita que creó Pinochet, las leyes no han cambiado mucho desde que se acabó la dictadura, y los políticos menos aún, la izquierda y la derecha, como es lógico, no tienen sentido en un país tan privatizado, y todo presidente (o "presidenta") que se tercie, tiene que saber más de negociós y empresas que de política y sociología, ni hablar de filosofía claro. Es decir, viven en una dictadura democratizada si es que se puede crear tal término (que como éste es mi blog yo lo creo y punto pelota) en la que la gente, embobada, está muy feliz nadando en su propia mierda, y dando saltos de mono al rededor de los ricos y poderosos.

Esto es sólo un pequeño ejemplo de la sociedad chilena, pero el resultado es que los chilenos, los medios, en su gran inmensa mayoría, son cazurros, soeces, paletos, ignorantes, necios, tránsfugas, simples, chovinistas, violentos, desconfiados, becerros, pánfilos, gaznápiros, y por sobre todo esto, son unas personas traumatizadas con todo lo que se pudo y nunca se hizo, son como maletas, se dejan llevar, y así les va...

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